Me he despertado en una casa que no es la mía. Son las 11 de la mañana. Me pita el oído izquierdo, tengo un agujero en el estomago y el cuerpo flaco para adentro post-concierto. También se llama resaca infernal, pero eso de justificarlo con el trabajo me cuadra más y me apaña un poco la culpa de haberla liado parda. Salgo al balcón y me oriento, estoy en la calle Fuencarral. Hace un sol radiante y huele a Madrid. Al bueno, al de Malasaña de día. Suena "When the night was young" de Robbie Robertson desde el salón. Dios existe. "Anoche fue bonito, ¿verdad?". "Mucho Lei, fue mágico" (hablamos del show de Pereza… Vistalegre) ¡Pum! viajo por un momento al escenario y veo el mosaico de once mil móviles encendidos en "Amelie". Wow… Aunque no lo creáis, es en este preciso momento cuando me doy cuenta de la dimensión de todo. De las emociones infinitas vividas ahí arriba y del viaje que se llevó mi patata, anoche. Bajo a comer algo a un bar y a comprar El País. Éste suele ser un momento especialmente dulce. Comprar el periódico el día después de los shows importantes en Madrid. Bueno, no siempre. Alguna hostia buena me he llevado. Mi amigo David Trueba dice que nuestro oficio va de salvar la cara. Amén.Hay cinco palabras que se repiten siempre en todas las críticas de Pereza desde hace 10 años. "Flacos", "chavalas", "instituto" y "macarras, buenos". En general me jode el cliché, pero pensándolo bien, Chuck Berry estaría orgulloso de nosotros. Con esas cinco palabras se construían todos los rock and rolles de los 60. Por lo menos el tipo que escribe la crítica, en este caso, controla. Aunque siempre deja algún recado. Aquí podéis entender más o menos eso que decimos los músicos a veces de "Evolucionar y buscar otras cosas…". Siento que con Pereza hagamos lo que hagamos, todo va a girar en torno a eso, siempre. Eso no es ni malo ni bueno. Simplemente es. Dentro del absoluto privilegio que significa que te presten atención, claro.Al lío. Le he pedido un boli y unas servilletas a un amable camarero, porque tengo una necesidad imperiosa de expresaros el sentimiento de gratitud que me invade.Anoche estuvisteis fantásticos, cariñosos y geniales. Fue apabullante el trato que nos brindásteis. Lleváis muchos años ahí abajo sosteniéndonos ahí arriba. Con una fidelidad que no se me va a olvidar nunca. Venimos de los clubs, de abajo, de ganaros uno a uno, concierto a concierto. Tocando en cualquier lugar de cualquier de manera. Con mucha pasión por esto. Devorando carretera. Sin trampas. Por eso cualquier pequeña o gran recompensa nos ha sabido a gloria. Creo que es crucial saber de dónde vienes para tener una mínima idea de hacia dónde vas. Eso siempre lo tuvimos bastante claro.Pereza ha sido mi vida, mi sueño, mi novia y mi todo lo demás. Rubén, un compañero de viaje inmejorable, con un talento y una sensibilidad de otro planeta. Nadie se hace una idea de todo lo que nos une a ese alambre y a mí. También a todo el equipo humano que siempre nos acompañó en las buenas, en las malas y en las regulares. Supongo que alguna carpeta de algún instituto habrá forrada con nuestros caretos como la llevábamos nosotros con Keith Richards y los Who. Eso es bonito y suficiente para mí. Arañamos un poco el cielo y escribimos algunas canciones bonitas. También destrozamos alguna habitación de hotel y lo más importante, lo pasamos insultantemente bien. Se trataba de eso, ¿no? Tuvimos una banda de rock and roll. Sí, joder.Será emocionante cuando volvamos a aullar juntos a la luz de la luna. Os llevo a fuego. Cuidaros el alma y ojala nos sigamos viendo en los conciertos. Gracias por todos estos años y por esos aplausos que aun me retumban en el pecho.Suerte y magia.Lei.
viernes, 22 de febrero de 2013
SE TRATABA DE ESTO.
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